Datos de la película Los Coristas





El relato transcurre casi por completo en el interior de la escuela, excepto las breves escenas en las que medio siglo después, dos de esos chicos (Pierre y Pepinot) del coro leen las memorias del maestro. Y a pesar de que no se traspasan las paredes del internado, el filme logra ubicar con gran precisión el contexto social de la escasez y las penurias económicas de la posguerra (1949). 

Mathieu (Gérard Jugnot), ex profesor de música, comienza a trabajar en un internado para chicos “con problemas” (chicos huérfanos o de familias pobres que no pueden hacerse cargo de ellos). En el momento en que llega a esa institución sabemos que se enfrentará a un ambiente hostil: vemos a un niño en pose esclavizada fregando el piso, al portero que se corta la cara con un vidrio por una trampa que ha tendido uno de los alumnos, al director de la institución imponiendo un castigo cruel a un niño elegido al azar porque nadie ha confesado su culpabilidad. En un intento por sobrevivir, y también por rescatar a estos iracundos y maltratados niños, Mathieu emprende la tarea de formar un coro con ellos. Pierre es un niño indisciplinado al que Mathieu se empeña en encarrilar al tiempo que le dedica horas extras para enseñarle música; también hay un niño tímido del cual los compañeros se aprovechan (Pepinot); un director tirano, que imparte en la escuela un régimen militarista atroz (bajo el lema que justifica los castigos, repetido quizá demasiadas veces en boca de distintos personajes: “acción-reacción”) y un portero bonachón que se une a la causa de nuestro protagonista. 

La trama equilibra momentos dramáticos, romanticismo y situaciones de comedia. Para esto, la película debe recurrir en muchos casos a situaciones arbitrarias en donde todo se vuelca en favor de la convención y en contra de la verosimilitud. Ejemplo: el odioso y odiado director del colegio, de pronto, sin mediar ningún proceso de cambio, y luego de recibir un pelotazo en la cara por parte de uno de sus alumnos, (todos quieren ver ridiculizado a este personaje macabro) se suma al partido de fútbol que ellos juegan con el celador (cuando todos esperaban un terrible castigo) o Mathieu que se siente atraído hacia la madre de Pierre; y por el cual este ultimo siente celos. 

Los extremos en los que se mueve el conflicto tienen su mayor peso, en dos personajes “malos” de la película que encarnan sendos opuestos que parecerían ser complementarios: la irracionalidad de la disciplina fascista impartida por el director y la hiperemotividad agresiva del alumno nuevo con problemas de adaptación, pervertido y mitómano (trasladado de un psiquiátrico a esa institución). Con este último, la puesta de cámara clásica usada en toda la película recurre a algunas mañas propias del cine de misterio al mejor estilo norteamericano para pintarnos a este personaje casi como una encarnación diabólica: en una escena se lo ve en primer plano con cámara lenta (utilizada por única vez en todo el film) girando para mirar de manera siniestra al celador; mucho después entra en cuadro de espaldas y permanece allí mientras mira el incendio que provoco en el internado para luego girar bruscamente en dirección del espectador y avanzar, quedando fuera de foco en menos de un segundo. Por otro lado está Pierre, el talentoso discípulo de Mathieu, dotado de belleza y voz angelicales, según el canon clásico. 

Finalmente el profesor de música es despedido por “romper la reglas internas”, y Pepinot decide irse con el, el director de la institución es despedido por el testimonio de los internos, Pierre ingresara en conservatorio y se convertirá en un importante director musical. 

Después de muchos años se encontraran dos compañeros (Pierre y Pepinot), para recordar aquellos tiempos junto al maestro. 



“Nunca nada esta realmente perdido” 

Clemente Mathieu 

Jean Piaget formula el concepto del egocentrismo como uno de los aspectos fundamentales de la naturaleza humana, el cual a través del mecanismo de la socialización se va controlando gradualmente. 

Sigmund Freud entiende la socialización desde una perspectiva del conflicto como un proceso mediante el cual los individuos aprenden a refrenar sus instintos innatos antisociales. 

La socialización es un proceso temporal y avanza a lo largo del progreso evolutivo individual. Para que ésta resulte efectiva el punto de partida se inicia en la edad temprana con la asimilación de las estructuras cognitivas y las habilidades lingüísticas y comunicativas para, a través de las pautas de valores, normas y significados reconocidos, aprehender la realidad y capacitar al sujeto para alcanzar contenidos significativos más extensos y lograr un proceso de interacción pleno. 

Dentro de las perspectivas del análisis de la socialización cabe mencionar las dos fundamentales: La primera se interesa por el fenómeno como elemento mantenedor y reproductor de la estructura y del orden social, preguntándose por los requerimientos de rol impuesto y por los mecanismos adecuados para su imposición, así como de los mecanismos de reintegración en los casos de desviación social. (lo que falsamente propone el internado) 

La segunda mirada se orienta hacia el desarrollo de la personalidad individual enmarcada en los usos y valores del grupo con los que va a interactuar, por lo que su interés se centra en el desarrollo afectivo, cognitivo y conductual. 
Es posible, distinguir dos tipos o modos de socialización: la represiva o autoritaria, la cual enfatiza la obediencia, los castigos físicos y los premios materiales, la comunicación unilateral, la autoridad del adulto y los otros significativos (como la que se aplica en el internado) y la socialización participativa, en donde se acentúa la participación, las recompensas no materiales y los castigos simbólicos, la comunicación en forma de diálogo, los deseos de los niños. (como la que implementa Mathieu) 

No toda socialización supone un aprendizaje. (bien se puede ver en la película con la norma impuesta en el internado “acción y reacción”, castigos, encierros y trabajo comunitario, ya que se observa que no se refrenan o corrigen los “malos” comportamientos de los internos; todo lo contrario, buscan la habilidad para seguir con sus conductas pero sin ser descubiertos. Y en eso si se aprecia “un aprendizaje” para burlar las normas fascistas impuestas por la fuerza) 

En la película se puede observar niños de diferentes edades compartiendo la misma clase, nivelados de la misma manera. Es muy importante el observar que a pesar de sus carencias afectivas y sobreviviendo dentro de un régimen fascista, estos niños tienen un alto grado de socialización ante la adversidad, el ejemplo más concreto es que entre ellos no hay “buchones” o niños que delaten a un compañero; muy claramente cualquiera de ellos es capaz de sufrir una injusticia por no delatar a un par suyo. (recordemos que por una falta cometida, si nadie se adjudicaba tal acción, cualquiera a dedo podía ser castigado al encierro o a realizar los trabajos mas denigrantes, la reacción) No se someten a la moral hipócrita del director. Hago notar esto, pues se presume que la socialización es aceptar los cánones de la sociedad donde se vive y que luego de la familia la institución que le sigue es la escuela. Esta socialización como la entiendo es de camadareria o de pandilla “adentro” entre niños “privados” de la libertad de estar con sus familiares en. Por supuesto que esta socialización es mas que nada una necesidad en común de resistencia hacia los mayores. No por nada le resulta un tanto difícil ganarlos para su lado a nuestro simpático profesor de música. Pero es justamente como se debe actuar al tratar con niños y sobre todo con esta clase de niños que por la vida que han llevado se les hace difícil confiar en otros a los que ven como un enemigo. 

Es muy importante que desde la implicancia de psicopedagogos ser consciente que a los niños hay que ganarlos para “nuestro lado” (Mathieu no se enfada cuando un alumno lo dibuja, ya que el mismo dibuja al niño en el pizarron a la vista de los demás y con una nariz de payaso, defiende a otros cuando le rompen su armario y le roban sus partituras, no duda en mentir delante de ellos para defenderlos del director, continuar con el coro en forma clandestina desafiando la orden del director, etc.) Por supuesto que Mathieu se sirve de todo esto para llevar a los niños a una socialización participativa, tolerante, elástica, relativista; la cual los transforma en responsables y a desarrollar otras habilidades en común que en este caso es la música. Se da cuenta de lo que puede llegar a lograr desde el comienzo mismo. En la primer clase les pide que escriban su nombre, edad y el trabajo de sus sueños y se maravilla de ver que cumplen la consigna. Esto demuestra que los niños necesitaban expresar lo mas profundo de sí y abrirse a alguien que supo cambiar de rol en el momento adecuado: a veces es como ellos o peor, y otras veces los castiga pero de una forma sutil o simbólica, como cuando no dejo ensayar el solo de voz a su mejor alumno del coro por que le tiro un tacho de pintura. De esta forma los lleva a lo que él cree que es un despertar como lo es la música, ya que a través de ello empieza un cambio interno a la “verdadera socialización” en pos de un proyecto de vida en común. (el darle un sentido a la vida que allí tienen lejos de la familia) Estos niños llegan a sentir admiración y respeto por el maestro. 

Trama: En 1949, Clément Mathieu (Gérard Jugnot), un profesor de música desempleado, es contratado como preceptor de un instituto correccional de menores. A través de ineficaces y represivas políticas, el director Rachin (François Berléand) intenta con dificultad mantener disciplinados a estos alumnos difíciles. A Mathieu lo sorprende la cruda realidad de la rutina del colegio, pero comienza a operar un cambio en estos niños. Gracias al poder y la magia de la música, el maestro logra que sus vidas cambien para siempre... El debut de Christophe Barratier como director narra la atemporal historia de la infancia: toda la desesperación y el esfuerzo sincero, los tiernos secretos y las cómicas payasadas de una colección de mala fama de niños indisciplinados que luchan por salir adelante en un mundo autoritario de reglas, transgresiones y castigos. Este emotivo drama presenta a un conjunto de jóvenes notablemente talentosos, respaldados detrás de cámara por un brillante coro de niños dirigido por Bruno Coulais (Crimson Rivers, Himalaya, Microcosmos). Este filme acaba de obtener dos nominaciones en los Oscar de la Academia de Holywood; a mejor filme extranjero y mejor canción original. 

Los coristas 

Partiendo de la película "Los coristas", el Dr. Néstor Cristoff (Psicoanalista, profesor del IES Instituto de enseñanza superior, Alicia Moreau de Justo, Buenos Aires, Argentina) realiza una elaboración personal, en base a la fundamentación teórica de inminentes autores en el orden de la psicología. 

Título original: Les Choristes 

Protagonistas: Gerard Jugnot, Francois Berleand, Jean-Baptiste Maunier, Jacques Perrin, Kad Merad. 

Guión: Christophe Barratier, Philippe Lopes-Curval. 

País y Año de Producción: Francia, Suiza, Alemania / 2004. 

Dirección: Christophe Barratier . 

Calificación: Apta para Todo publico 

Duración: 97 minutos. 

Género: Drama/Romance. 

Bruno Coulais fue el encargado de toda la música de Los Coristas. Y, junto al director Christhophe Barratier, recorrió Francia en busca de un coro de niños que pudiera hacer la banda sonora de la película. Al llegar a Lyon, se dirigidieron a la Catedral de Fourriere, para visitar a los pequeños cantores de San Marcos. Fue entonces, cuando subían las escaleras, cuando escucharon una voz sobrecogedora de un pequeño de 12 años: era Jean Baptiste Maunier, quien finalmente estuvo a cargo del papel de Pierre Morhange. 

El coro de San Marcos fue el encargado de vocalizar todas las canciones que acompañan de la banda de la película. 

Nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera y por Mejor Canción Original. 

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Gracias A Geocities.com por el material 
 
 

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